El autismo

El autismo en las etapas del desarrollo

El autismo fue definido por primera vez en 1943, por un psiquiatra austríaco llamado
Leo Kanner, desde entonces se han realizado muchas investigaciones buscando la causa o conjunto de causas de esta alteración, estas causas aún se desconocen, sin embargo, las conclusiones de los estudios realizados refutan teorías mantenidas inicialmente durante varios años.

Por ejemplo, la mayoría de los investigadores están de acuerdo en que el autismo no
es una alteración de origen psicológico o familiar, sino que tiene un origen biológico.
Esta "enfermedad", afecta aproximadamente a 4 ó 5 niños por cada 10.000 nacidos, y
es cuatro veces más frecuente en varones que en niñas.

Se han investigado y encontrado alteraciones neurofisiológicas, neuroanatómicas,
bioquímicas, inmunológicas de diversas clases, los resultados actuales no son definitivos
pero sí prometedores.

Algún día se conocerán mejor las causas del autismo y ésto quizá lleve a una terapia
más eficaz. Actualmente, aunque desconozcamos sus causas principales, podemos
ayudar a las personas con autismo y a sus familias.

RECUERDA:
* El autismo es una alteración severa del desarrollo y la comunicación que aparece antes de los 30 meses.
* Se da en 4 niños por cada 10.000 y es cuatro veces más frecuente en varones que en niñas.
* Se desconocen sus causas, aunque la mayoría de los investigadores están de acuerdo en que estas son de origen biológico.
* Hay cuatro características fundamentales que presentan todas las personas que padecen autismo:
1. La alteración aparece precozmente.
2. Tienen severas dificultades de comunicación y relación.
3. Su lenguaje presenta alteraciones y deficiencias.
4. Realizan acciones "ritualizadas"; se resisten a los cambios en el medio.
La inteligencia de las personas con autismo puede ser muy variable, oscilando desde la
normalidad a una deficiencia profunda con características especiales.
Todos los autistas se caracterizan por un desarrollo disarmónico en las distintas áreas defuncionamiento psicológico.
El autismo puede manifestarse desde el comienzo de la vida o después de una evolución normal en el periodo de 0 a 30 meses.


 Del nacimiento a los 18 meses de edad

El "autismo infantil precoz" es una de las alteraciones más graves del desarrollo, la
conducta y la comunicación en la primera infancia.

Son muchas las personas que desconocen las características de esta "enfermedad" o,
peor aún, están mal informadas sobre ella.

Para poder ayudar a estas personas el primer paso es informarlas sobre la existencia
del autismo. Explicarles en qué consiste esta perturbación en la niñez y explicar sus
síntomas para que puedan identificar los niños afectados.

El autismo constituye un serio problema personal, familiar y social, que requiere la
ayuda y la colaboración de todos.

Estas manifestaciones o síntomas, comienzan siempre antes de los tres años de edad
y, en ocasiones, desde el nacimiento, aunque en el primer año suelen ser poco claras,
haciendo difícil el diagnóstico de autismo en esta época de la vida.

Hay algunos niños en que el autismo se manifiesta después de un período de
desarrollo "aparentemente normal".

En cualquier caso, los primeros síntomas del autismo suelen ser "insidiosos" y poco
claros.

En estas circunstancias, en los padres y familiares de los afectados, es frecuente que
dichos síntomas provoquen un vago sentimiento de intranquilidad y temor en vez de
activar la localización de ayuda profesional eficaz.

Muchas veces, lo primero que se observa es una gran pasividad en el niño con
tendencia a permanecer ajeno al medio, absorto en si mismo, poco sensible a las
personas y a las cosas que hay a su alrededor.

En otras ocasiones el niño se muestra, por el contrario, muy excitable y llora casi
constantemente sin ninguna razón aparente.

Frecuentemente el primer temor que tienen los padres es que el niño pueda ser sordo
debido a su falta de interés por las personas y el lenguaje.

Pero la "sordera aparente"; se acompaña de otros síntomas, así muchas veces, el
campo de las distintas acciones del niño se limita cada vez más, convirtiéndose en
"estereotipias", que se traducen en movimientos "extraños" y repetidos con las manos, los
ojos, la cabeza o todo el cuerpo (por ejemplo, balanceándose una y otra vez). Al mismo
tiempo, las conductas más "positivas" (sus juegos, imitaciones, gestos comunicativos) no
llegan a desarrollarse, o se pierden progresivamente.
Casi siempre, estos primeros "síntomas" se acompañan de otras alteraciones muy
perturbadoras para las personas que rodean al niño autista, como los problemas
persistentes de alimentación, falta de sueño, excitabilidad difícilmente controlable, miedo
anormal a personas y sitios extraños, tendencia a no mirar a las personas, y a evitar o
permanecer indiferente a sus abrazos y mimos, etc.
Es frecuente que, desde muy pronto, el niño autista muestre una gran resistencia a los
cambios de ambientes y rutinas habituales, reaccionando a ellos con fuertes rabietas y
tratando de evitar cualquier clase de cambios.

Es como si pretendiera mantener el medio siempre constante. Este síntoma es el más
característico, junto con el aislamiento, la evitación de las personas o indiferencia hacia
ellas.

Muchas veces se describe al niño como "encerrado en una campana de cristal", una
especie de muralla invisible que le separa de las personas.

La "comunicación intencionada", activa y espontánea, que suele desarrollar el niño
normal desde los 8-9 meses, a través de sus gestos y vocalizaciones prelingüísticas, se
ve muy perturbada o limitada en los niños autistas. La falta de sonrisa social, mirada a las
personas, gestos y vocalizaciones comunicativas, la falta de "apego", en una palabra, es
la característica más evidente de su conducta.

Estas dificultades se manifiestan, con más claridad aún, a partir del año y medio o los
dos años, edad en que los niños normales hacen progresos muy rápidos en la adquisición
del lenguaje.

Algunos niños autistas tienen un desarrollo normal, que llega, incluso, a la adquisición
de un lenguaje funciona] y "correcto", que luego se perderá o alterará seriamente con el
desarrollo de la enfermedad.

Del nacimiento a los 18 meses:
Apatía y desinterés por las personas y los abrazos o mimos.
Llanto constante o ausencia inusitada de llanto.
Movimientos repetitivos de balanceo, estereotipias de manos... etc.
Problemas de alimentación y/o sueño.
Sordera aparente.
Falta de desarrollo de las pautas de comunicación anteriores al lenguaje.


Etapa del desarrollo del lenguaje

El momento del lenguaje marca ya claramente el paso de las preocupaciones más
inconcretas de la etapa anterior -por parte de los padres- a un temor más definido, que
suele llevarles a buscar el consejo y la ayuda de los especialistas.

Con frecuencia ocurre que, en esta edad de desarrollo del lenguaje, el niño se muestra
aún más claramente aislado, excitado, encerrado en estereotipias o conductas rituales,
falto de juego, incomunicado y no desarrolla el lenguaje o bien adquiere un lenguaje muy
perturbado. En ocasiones llega a decir palabras repetitivas y sin sentido, en otras
permanece "mudo", en algunas adquiere con extraordinaria lentitud un lenguaje más
funcional. Además no parece interesarse por el lenguaje de los demás y, muy
frecuentemente, no comprende más que órdenes muy simples o rutinas muy repetidas. A
veces, no parece comprender nada.

Es importante recordar que las alteraciones y deficiencias del lenguaje se dan, de un
modo o de otro, en todos los niños autistas. Es decir, constituyen uno de los criterios para
diagnosticar la enfermedad.
El período que se extiende entre los 18 meses y los 4 ó 5 años es extraordinariamente
importante para el niño normal: en él desarrolla su lenguaje, se integra activamente en el
ámbito social de la familia y de la escuela, asegura sus recursos efectivos y emocionales,
adquiere conceptos y progresa en sus habilidades de pensamiento, memoria, etc.

Ésta etapa para los niños autistas suele ser la etapa más difícil y alterada. Es frecuente
que, a las deficiencias de su capacidad de lenguaje, de empleo de símbolos, de
comunicación y de acción, se añadan nuevos problemas de conducta o se acentúen los
que existían previamente.

Pueden aumentar las "estereotipias", dificultades de alimentación y sueño, rabietas y
resistencias a los cambios, muestras de excitación y ansiedad inexplicables.

El niño puede permanecer largas horas ajeno a las personas y a otros estímulos del
medio, realizando las mismas acciones repetitivas, sin juego ni conductas de exploración.
Además puede mostrar claras dificultades para aprender a través de la imitación y de la
observación de la conducta de los demás.

El lector puede imaginar al niño encerrado en sí mismo, ignorando a los demás,
evitando su contacto, aunque los demás estén con él, ajeno a sus palabras y expresiones
emocionales... en realidad el niño parece estar "solo", y su dificultad para usar y
comprender gestos y lenguaje acentúan esta impresión.

A veces, algunos niños autistas permanecen durante horas mirándose las manos, o
balanceándose, poniendo los dedos o manos en posiciones extrañas.
Pueden aparecer "autoagresiones". Es decir, conductas consistentes en golpearse a sí
mismo.

También podemos observar extrañas respuestas a los estímulos del medio: niños que
parecen sordos pero se extasían con ligeros ruiditos.

Al observador ajeno le desconcierta estas alteraciones en un niño que, por otra parte,
suele tener una apariencia sana y normal y, frecuentemente, una expresión inteligente.
Cuando el niño autista tiene una edad comprendida entre 2 y 5 años es cuando la
familia suele encontrar alguna ayuda profesional después de muchas consultas a diversos
especialistas.

Generalmente se considera que el diagnóstico precoz es un factor importante para
ayudar eficazmente a los niños autistas, sin embargo es raro que los cuadros de autismo
sean diagnosticados antes de los 18 meses.

18 meses a 4-5 años.
Alteraciones del lenguaje o falta de éste.
Excitación, ansiedad difícilmente controlable.
Resistencia a distintas clases de cambios.
Movimientos repetitivos (estereotipias) con las manos, cabeza, cuerpo... etc.
Escaso desarrollo de respuestas de autonomía en el vestido, control de esfínteres... etc.
Frecuentemente se presentan autoagresiones.
Falta de imitación, simbolización y juego.
Dificultades de relación.


No hay comentarios:

Publicar un comentario