lunes, 25 de abril de 2016

Cómo influye el Ambiente en nuestra Genética?

Por: Robin Francisco


Desde tiempos memorables ha existido una lucha sobre influencia de  la herencia y del ambiente en  el ser humano. Diversos autores han defendido la tesis de que la herencia juega un papel preponderante sobre las características y acciones del hombre. No obstante,  hay quienes sostienen que el ambiente tiene una mayor influencia sobre el hombre porque acaba modificando sus costumbres, modo de vida, su conducta alimenticia y hasta su modo de pensar.

Existen cientos de pruebas de cómo la herencia influye en el hombre y otras tantas de cómo el ambiente hace lo mismo. Todos esos estudios defienden con argumentos poderosos sus puntos de vista.

La Herencia, según los estudios biológicos, es la dotación cromosómica de cada uno de nosotros. Es el proceso por el cual el ser humano origina nuevos seres parecidos a ellos, mediante la transmisión de caracteres de ascendientes a descendientes.

Y el Ambiente, por el contrario, es todo lo que sucede alrededor de cada individuo con la dotación cromosómica. Viendo esto podemos decir que la herencia está plenamente enlazada con el ambiente.

Actualmente ya sabemos que tanto la herencia como el ambiente influyen sobre el ser humano y no hay discusión sobre ello. Y estamos de acuerdo en el rol de la herencia sobre los factores innatos, heredados de nuestros padres que afectan nuestro desarrollo. Y de cómo los genes y cromosomas,  agrupados en nuestro ADN determinan las características heredadas y las funciones especificas de cada célula en nuestro cuerpo.

La pregunta que nos planeamos ahora frente a lo antes señalado es cómo influye el ambiente en nuestra genética?

Recientemente se ha descubierto de cómo factores ambientales (como la alimentación, el estilo de vida, el comportamiento y el estrés) pueden influir en la salud no solo de quienes están expuestos a ellos, sino también la de sus descendientes.

La epigenética designa el estudio de las interacciones entre el genotipo y el fenotipo, es decir, entre la información codificada en los genes y aquella que efectivamente se expresa. . El objeto de análisis son las modificaciones en la expresión de los genes, y una de las fuentes de cambio es el factor ambiental.

Los expertos en epigenética creen que las condiciones ambientales y las experiencias de vida de padres, abuelos e incluso bisabuelos pueden, de alguna manera, activar o desactivar "interruptores de encendido/apagado" en los genes de óvulos y espermatozoides, o en los genes de fetos en desarrollo y, por ello, modificar el código genético de sus hijos y descendientes. De este modo, pueden aparecer nuevos rasgos genéticas en una sola generación, la cual puede transmitirse a hijos, nietos y demás.

Por ejemplo, existe evidencia que sugiere que el tabaquismo, y comer en exceso, pueden afectar los genes, activando los que causan la obesidad y desactivando los que promueven la longevidad. Esto significa que además del daño que provoca comer en exceso o fumar, estos hábitos de estilo de vida pueden predisponer a los hijos de una persona (e incluso a sus futuros descendientes) a sufrir enfermedades o muerte prematura.

“Cuando hablamos de epigenética nos referimos a ciertos cambios en el material genético, que no afectan la secuencia de los genes, y que pueden ser originados por señales externas, por ejemplo, en las plantas, las temperaturas extremas o la falta de agua; en los animales, también pueden deberse a factores emocionales”, explica el doctor Norberto Iusem,. Son marcas químicas, que no constituyen mutaciones y pueden influir en la expresión de los genes.

Para el Dr.  Manel Esteller la epigenética diluye la frontera clásica entre factores genéticos y factores ambientales. Están interrelacionados.

“Es todo aquello que influye en cómo se regulan los genes. Es lo que explica, por ejemplo, por qué los genes que están activos en una célula de nuestro hígado son distintos de los que están activos en nuestras neuronas, aunque los dos tipos de célula tienen el mismo genoma. Y también lo que explica que personas con un mismo genoma, como los gemelos, se desarrollen de manera diferente y sufran enfermedades distintas a edades distintas.”

Asimismo, afirma que “toda enfermedad tiene un componente genético y uno epigenético. Ocurre con el cáncer, con el alzheimer, con las cardiovasculares... Por esta razón la genética clásica no basta para comprender enfermedades complejas. Tenemos que combinar los dos tipos de conocimiento para mejorar la prevención, los diagnósticos y los tratamientos.”

Para explicar como funciona la epigenética nos pide que imaginemos el ADN como un cuerpo desnudo. “La epigenética equivale al vestido que le ponemos encima. Epi significa precisamente sobre: es lo que está sobre la genética. Del mismo modo que hay distintos tipos de prendas de vestir, y que nos podemos poner una camisa, un abrigo o un sombrero, también hay distintos tipos de regulación epigenética. De ellos depende que un gen esté más o menos activo en una célula. Y, por lo tanto, de la epigenética depende que los genes funcionen correctamente o que causen enfermedades.”

Sin lugar a dudas y por lo antes señalado está muy claro que el ambiente en toda su faceta puede alterar los códigos genéticos de nuestros patrones hereditarios, activando o desactivando determinados gen y por consiguiente predisponernos a padecer una que otras enfermedades y trasmitirla genéticamente a nuestros descendientes.

En definitiva, a raíz de estos nuevos hallazgos de la influencia del ambiente sobre la genética,  la humanidad y la población científica en general están avocadas a revisar unas series de creencias sobre las enfermedades y la conducta humana, así como el impacto del medio ambiente sobre los cambios evolutivo que experimenta vertiginosamente la raza humana.

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