Desde la aparición del homo sapiens con capacidad para producir habla y pensamientos simbólicos, y el surgimiento del lenguaje como capacidad inherente y exclusiva de los seres humanos, nuestras inquietudes de conocer y comprender las cosas que nos rodean nos han llevado a categorizar, agrupar y distinguir a una o varias personas por sus maneras particulares de pensar, sentir y comportarse con respecto a la población general. Y podemos estar de acuerdo en que una persona es agradable, atractiva, talentosa y divertida mientas que otra es cruel, indiferente, agresiva y perezosa. Pero ¿en qué momento algunos de estos calificativos o cualidades se transforman en un problema, hasta llegar a convertirse en un trastorno?
Para los expertos en el tema como el doctor Kevin Bennet, Dr. en Filosofía, se considera un trastorno cuando existe un patrón de pensamiento y comportamiento rígido y poco saludable, independientemente de la situación; y el mismo, puede generar problemas y limitaciones en las interacciones sociales, laborales, de estudios y de parejas. En ese sentido, se concuerda que el trastorno de personalidad es una enfermedad mental que se caracteriza por dificultades para percibir y relacionarse con las situaciones y las personas, incluso uno mismo.
No obstante, a todo lo antes expuesto ¿Cómo sé si tengo un trastorno de personalidad? En la mayoría de los casos las personas desconocen si tienen un trastorno de personalidad y la causa radica en que la mayoría de los trastornos de personalidad son egosintónico porque no entran en conflicto con el sentido de identidad del las personas. A diferencia de otros trastornos que son egodistónicos como la ansiedad y la depresión donde las personas son consciente de que algo en ellos no esta bien. En resumen, un individuo puede tener un trastorno de personalidad y no reconocerlo, ya que su forma de pensar y comportarse le parece natural y puede culpar a los demás de sus problemas.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) identifica diez trastornos de personalidad y los agrupas en tres grupos. Grupo A: incluye los trastornos paranoide, esquizoide y esquizotípico. Estos suelen provocar aislamiento social, tensión, irritabilidad y falta de emoción. El Grupo B: trastorno limite, narcisista, histriónico y antisocial. Estos se asocian con los trastornos del estado de ánimo y el abuso de sustancias. Grupo C: trastorno evitativo, dependencia y obsesivo-compulsivo. Estos están asociados con los trastornos de ansiedad.
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